viernes, 4 de noviembre de 2011

Relación de la película con las lecturas

La película Good Will Hunting nos propone indagar, valorar y cuestionar nuestras emociones y como éstas definen nuestra percepción de la vida. Cada uno de los personajes nos presenta características singulares, que por supuesto no son puras, pero que en su conjunto revelan lo que define al ser emocional.
Una breve referencia a los personajes permite plantear como Will representa a una persona que no tiene conocimiento de sus propias emociones, no posee capacidad para controlar sus emociones, ni para motivarse sí mismo, pero sobre todo que no es capaz de reconocer las emociones ajenas: sino hasta que encuentra la ayuda de otros que le permite entenderlas, lo que hace que muchas veces se construya una falsa libertad (en el caso de Will, basada en el racionalismo), actuando sin comprender realmente en que consiste el mundo en que se vive máxime cuando, al igual que Will, la persona se aferra a una sola alternativa de interpretación, condicionada y determinada por el contexto.
De hecho, Will es una persona que no muestra el estar en estado consciente enmarcándose más bien dentro del llamado estado de conciencia cualitativo, lo que hace que muestre mucho sufrimiento por varios sucesos que tienen relación con su infancia, lo que hace que no confíe en la gente manifestando una conducta contestataria caracterizada por la ira y la agresividad.
El profesor Lambeau presenta la obsesión por asumir a las Matemáticas como un bien supremo, ignorando a la persona y su condición de Humanidad, aspecto rescatado por el psicólogo Sean, quien aboga por la libertad de las emociones, pero que en un inicio, al igual que Chukie, el mejor amigo de Will, se mueven desde una perspectiva de la racionalización de los sentimientos, lo que supone una posición ambigua con respecto a éstos, puesto que ambos saben lo que quieren, pero no tienen una certeza de que hacer con los mismos y poco a poco van cediendo al apego a esta posición, hasta llegar a aceptar que la felicidad solo es posible cuando nos liberamos de nuestras ataduras al pasado.
El terapeuta Sean, muestra que las emociones son elementos constitutivos inherentes y fundamentales para las personas, y que el querer su supresión en aras del conocimiento no solo es una falacia, sino un atentado de lesa humanidad. Esta figura propone a todos aquellos con quienes interactúa el enfrentarse consigo mismos, igual lo plantea a Lambeau, como a Will, en esta caso, generando una relación que permite apreciar como tal interacción posibilita a las personas desarrollar un proceso de maduración emocional, que les permita reconocer sus problemas más íntimos, lo cual es clave para “limpiar la mente” y reconocer que las imágenes del pasado, solo son referentes que no deben determinar ni afectar negativamente la proyección de la vida futura de las personas, y que por tanto la impulsividad descontrolada de las emociones es posible educarla para que las personas puedan desarrollar una vida más tranquila sin tener que recurrir a la violencia.
En tanto, Skylar, la muchacha que se enamora de Will, sumerge al espectador en un mundo en que se manifiesta que es posible combinar razón y emoción, porque sin dejar de ser una estudiante prometedora, deja salir sus emociones con total libertad, y nos invita a creer en nuestros sueños y esperanzas.
Todos los personajes plantean así, distintas caras de lo que se podría considerar como “la felicidad”, y como de una u otra manera, conscientemente o no, las personas procuran construirla, con pocos o muchos recursos, dejando claro que la felicidad está más dentro que fuera de la persona. En todos los casos, los personajes dejan la sensación de que la felicidad está ligada a la presencia de un “otro” para saber que se está vivo, por lo que no debe apegarse a su presencia, sino que la libertad que lleva a la felicidad está relacionada con la renuncia “amorosa” al apego que se tiene por la presencia del otro. Esta renuncia solo es posible cuando la persona logra desarrollar una relación empática, en la cual es capaz de manejar sus sentimientos de una manera tal que no ofusquen u obnubilar sus conocimientos.
Es claro, en el transcurso de la película, que Sean no persigue la “cura” de Will, porque el mismo no está enfermo, sino que invita a indagar junto a él el por qué de sus emociones y sus acciones contestatarias, dejando claro que al indagar o investigar el por qué del comportamiento del “otro” no solo se busca el conocimiento puro, claro y distinto, sino que en su búsqueda se ponen de por medio los sentimientos, de manera tal que según sea la dependencia que se tenga a éstos, así las personas ponen más o menos énfasis en lo que hacen.
Sean se sumerge en el caso que le presenta Will porque la búsqueda de la causa de su comportamiento conlleva el determinar aquellos elementos que definen al ser humano: sus expectativas, anhelos, deseos, emociones, que no solo tienen que ver con el placer intelectual o académico de un trabajo bien hecho, sino que incluyen como el hecho investigado o indagado transforma al sujeto, por cuanto no hay separación entre el “mundo objetivo” y lo que subjetivamente se vive en él (Casassus, 2006).
  De esta manera, la relación entre Sean y Will, revela como se lleva a cabo un proceso de educación emocional que permita retirar los obstáculos que impiden o dificultan el desenvolvimiento y despliegue del ser emocional de las personas (Casassus, 2006), lo que hace que el problema de fondo que presenta la película, es como la desincronización entre razón, cuerpo y sentimientos, puede llegar a ser “ajustada” para evitar las causas del dolor y la frustración que generan los sentimientos encontrados y la sensación de desadaptación de la que las personas son víctimas merced a la escuela racionalista imperante. Es claro que se manifiesta la necesidad de articular esos tres aspectos de la manera más armoniosa posible, pero la película advierte sutilmente que esto no es fácil, dado que producto del modelo cultural imperante, se plantea que entre la razón y los sentimientos existe un abismo insalvable, y se estimula una lucha entre éstos cual si fueran contrarios.
La película entonces, hace un llamado a tomar consciencia de lo que son las personas, lo que sienten y la importancia y necesidad de tomar consciencia, es decir, que las personas se den cuenta (Casassus, 2006) de lo que les ocurre tanto a ellas como a su entorno, debido a que estos dos aspectos interactúan influyéndose mutuamente, pero que solo cuando las personas toman consciencia, reflexionan y sienten el por qué de cada escena de la película, cual si fueran escenas de sus propias vida, lo que permite reflexionar sobre lo que son
Por lo anterior, es poco probable que una persona se pueda identificar con alguno de los personajes de una manera particular, porque de todos se tiene o se refleja un poco, así, en gran medida producto de la cultura y la educación, se da la tendencia a creer en la racionalidad y el poder de la mente (Lambeau), a considerar la percepción desde una perspectiva holística de la conciencia (Sean), a creer en la expectativas de una mejor vida (Chukie), en la pureza de los sentimientos (Skylar) y en la búsqueda de la propia identidad (Will).
Todos y cada uno de esos aspectos, con lo positivo y negativo que puedan conllevar, llevan al cuestionamiento de como las personas se apegan a los hechos y sucesos, a las imágenes y patrones de conducta del pasado, para así crear espejismos que les hablan de la realidad que quieren escuchar y no de la que realmente viven. Es así como constantemente se construye a través de los pensamientos, una realidad que responde a lo que se espera de ella o permite el justificarse frente a ella, obligando a una interacción con los demás en la búsqueda de aquellos o aquellas que, siendo honestos y sinceros les puedan ayudar a comprender y aceptar lo que realmente está pasando en sus vidas, para poder desapegarse de lo que quisieran que pasara.
La película adicionalmente deja claro que muchas veces, el obtener lo que se desea (como en el caso de Chukie al no encontrar a Will en su casa al final de la película) no es sinónimo de felicidad, y que, no obtener lo que se desea (como en el caso de Lambeau) es causa de infelicidad, y que esto se debe a que esa realidad que es construida como consecuencia de los pensamientos, sensaciones y emociones, está en constante cambio (Casassus, 2006), por lo que el apegarse a esas imágenes del pasado (como lo hace Will con su infancia), puede hace sufrir a las personas.
Los distintos personajes traen a la pantalla muchas de las emociones que usualmente preciamos, pero que debido a la cotidianeidad con que interactuamos con ellas se nos hacen difusas e invisibles. Destaca además como en las personas las distintas emociones coexisten, la ira de Will contra todo aquello que le trae malos recuerdos, actúa a la par de la esperanza de lograr ser feliz con Skylar, o el disfrute de la compañía de sus amigos.
La película aborda de esta manera el concepto del “ego” como sistema de protección que las personas desarrollan en su relación con los demás, donde el mismo, afectado por la cultura y la historia del sujeto, pueden llevarle al aislamiento, desviándole de su verdadera identidad (Will que no valora su “don” por serle tan natural, Sean que se retrae del mundo ante la muerte de su esposa), haciéndose necesaria la introspección para poder identificar la causa sus reacciones, aspecto que muchas veces demanda la ayuda de un “otro”, que permita hacer evidente lo que está oculto y de lo que no se es consciente, de manera que sea posible trascender las causas de los temores o angustias que se padecen.
Llegando a una síntesis, es posible afirmar que la película deja claro que cuando las personas piensan, lo hacemos emocionalmente aunque parezca que lo hacen racionalmente, que el pensamiento racional puro, no existe, porque lo que es pensado depende de los intereses y necesidades de las personas, y que estos intereses y necesidades están mediadas con el entorno a través de las emociones, lo que lleva a considerar que para satisfacer tales aspectos, es necesario conocerlos, ya que de lo contrario podría vivir en el miedo, la desconexión, la confusión, la pena, la inquietud, la rabia, el cansancio y la tensión (Casassus, 2006).

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